Un salario mínimo (Mindestlohn) de 8,50 euros por hora es la gran promesa electoral que informaron juntos ayer el partido socialdemócrata (SPD) y el partido verde (Grünen) en conferencia de prensa. El anuncio contiene dos mensajes paralelos. El primero de ellos es el beneficio económico concreto y palpable de la medida, especialmente para los 6,8 millones de empleados y empleadas que ganan menos de 8,50 euros la hora, de los cuales el 60% son mujeres.
El segundo es la prueba de que SPD y Grünen luchan juntos por llegar al Bundestag en septiembre. Pese a los anuncios iniciales de campañas electorales separadas e independientes, esta conferencia conjunta exhibe los esfuerzos de ambos partidos por subrayar que las decisiones sobre asuntos relevantes son consensuadas. Una muestra de unidad que denota una propuesta de gobierno rojo-verde confiable y estable, esto último de especial importancia para el votante alemán.
La comunicación gráfica de la medida es bastante sobria y moderada, sin slogans ni frases explicativas secundarias. Es por ello que toda la atención está puesta en los dos elementos fundamentales de la medida:
1- Que «8,50€ Mindestlohn» es sostenido y apoyado conjuntamente por el rojo (SPD) y verde (Grünen), los colores alcanzan para recordar a los partidos sin siquiera mencionarlos o mostrar sus logos,
2- y que la medida tiene un impacto directo e importante en el bolsillo del ciudadano promedio alemán.
