Mañana hay elecciones en Nordrhein-Westfalen (NRW), la región más poblada de Alemania. Posee un 20% del padrón. Según todos los analistas, el resultado determinará la suerte del candidato del partido socialdemócrata (SPD), Martin Schulz, en las federales de septiembre. Un triunfo de la actual gobernadora, Hannelore Kraft (SPD), le devolvería las esperanzas a los socialdemócratas, quienes ven cómo la canciller Angela Merkel (CDU) se aleja en las encuestas. Por el contrario, la derrota sería un golpe muy duro de asimilar para Schulz y su partido.
Hace tiempo que Martin Schulz perdió la iniciativa política y la capacidad de marcar la agenda. Esta situación de invisibilidad relativa, en especial respecto de la figura de la canciller que no deja de mejorar su popularidad, le impide posicionarse como un candidato real a liderar el próximo gobierno. El SPD debería preguntarse por qué no lograron mantener ese perfil que los ponía en 30% a pelear cabeza a cabeza con el partido conservador. ¿Acaso se confiaron? ¿Creyeron que mejorar en las encuestas era un triunfo en sí mismo? ¿O pensaron que el 100% de votos que recibió Schulz en el último congreso del partido eran un equivalente a ganar una elección?
De hecho, desde que Schulz es candidato, el SPD mejoró sus números a nivel regional (Saarland, Schleswig-Holstein y Nordrhein-Westfalen). Sin embargo, no pudo satisfacer las expectativas. Perdió las dos primeras y la tercera tiene un resultado incierto. Algunos arriesgan a afirmar que el efecto Schulz se acabó o incluso nunca existió. Nosotros creemos que una explicación más loable es que el efecto Schulz fue sobreestimado. Y que en parte la causa de la caída en las encuestas se debe a esa sobreestimación. Schulz era el nuevo Willy Brandt. El que venía a ocuparse de los problemas que la socialdemocracia había abandonado. Schulz era el canciller virtual. Lamentablemente para el SPD, la euforia llegó demasiado temprano. Y Schulz fue, lógicamente, incapaz de solucionar nada. Ni siquiera su partido le hizo un guiño desde el gobierno para que su discurso gane credibilidad.
Más allá del resultado de mañana, nos permitimos pensar que no está todo definido. Schulz no deja de ser un gran candidato, tal vez el mejor que ha tenido el SPD en las últimas décadas. Pero es tiempo de que revisen la estrategia. En primer lugar, la segmentación del mensaje es vital. Allí pueden encontrarse con un público jóven, que como dice Raúl Gil, no conocieron a otra canciller más que a Frau Merkel. Hay que despertar la necesidad natural del ser humano de querer cambiar para progresar. Es un público que movilizado podría aportar importantes puntos porcentuales extra y con ello retomar el rumbo. En el número de mayo de la revista de la ACOP mencionamos esta y otras claves del panorama político actual de Alemania de cara a las elecciones de septiembre. Todavía faltan varios meses y en política nunca está todo dicho.
La revista de la ACOP completa se puede descargar en este link.
Imagen de portada: NRW-Ministerpräsidentin Hannelore Kraft (SPD) por Dirk Vorderstraße (CC BY 2.0), via flickr.