Hace muchos años alguien creó un blog llamado la lavadora de Merkel. Era un buen nombre ya que se refería al lugar en el cual se resolvía lo que pasaba en la política alemana. Merkel en su lavadora, es decir, en el Kanzleramt, marcaba la agenda y generaba un pronunciado proceso de decrecimiento en el partido socialdemócrata.
Merkel seguirá allí por, posiblemente, cuatro años más. Sin embargo, algo ha cambiado. Ya no todo pasa por la lavadora. La aparición y consolidación de la ultraderecha alemana (AfD) ha producido un cambio irreversible en la política alemana. Alemania ya no es el mismo país que describía y analizaba aquel blog. El sistema partidario está fragmentado, los mayoritarios han perdido peso y el debate público se ha corrido a la derecha en muchos aspectos.
El nuevo gobierno entre socialdemócratas y conservadores deberá pensar la política de manera diferente ya que los actores y los mecanismos son diferentes. Ya no es el gobierno el que marca la agenda de manera exclusiva. AfD se ha arrogado ese derecho y con ello ha logrado convertirse en jefe de la oposición. El nuevo gabinete deberá innovar. Tal vez por ello más de la mitad de los ministros son debutantes.
Sin embargo, algunas señales que se desprenden de la conformación del nuevo gabinete no son alentadoras. La desproporción entre los miembros del este y del oeste de Alemania es enorme. Apenas una ministra nació en la vieja RDA. A ella se le podría adicionar la canciller Merkel, que creció allí pero nació en Hamburg. En el este AfD es fuerte y es allí donde radica el mayor descontento. Las consecuencias de la reunificación alemana ya no pueden ser ignoradas por la dirigencia política. Es tiempo de repensar este proceso y elaborar respuestas a una situación que excede la capacidad explicativa del eje ideológico izquierda-derecha.
Por otra parte, el gabinete tampoco envía un gran mensaje en términos de igualdad de género. Si bien la canciller es mujer y la paridad numérica es cercana al 50% (9 a 7), el reparto no es equitativo desde un punto de vista cualitativo. En efecto, los poderosos ministerios de Trabajo, Interior, Exteriores y Finanzas quedaron en manos de hombres. El caso de la Unión Social-Cristiana (CSU) de Bayern es paradigmático ya que en contra de las expectativas presenta una formación 100% masculina.
El nuevo gobierno alemán ya está en funcionamiento y como venimos escribiendo en los últimos días, deberá trabajar muy duro para hacer frente a cuestiones internas y externas. Tal vez sea una gran oportunidad para Merkel de dejar un legado importante para su país.
Imagen de portada: Kanzleramt_HDR / Pads since 200X something / CC-BY 2.0, via Flickr.