
Esta portada del Bild Zeitung el diario más popular de Alemania pone el foco en una frase de Horst Seehofer, nuevo Ministro del Interior, Construcción y Patria (Heimat): «El Islam no pertenece a Alemania». Una frase que, más allá de su contenido, evidencia una constante de la política alemana de los últimos años: La ultraderecha (AfD) domina el debate político en Alemania.
Lo hemos estudiado a fondo en nuestro libro sobre este partido, Factor AfD que se puede conseguir haciendo click aquí. Los frames de AfD, en especial en lo que se refiere a inmigración, Islam, integración y terrorismo, tienen una hegemonia brutal en el discurso político de todos los partidos alemanes. George Lakoff, autor del bestseller «No pienses en un elefante», estaría impactado si observara este escenario.
El ministro Seehofer fue hasta hace algunas semanas jefe de la Unión Social Cristiana (CSU) de Bayern. Su partido ha sufrido a AfD en carne propia. En la última elección federal (septiembre 2017) perdieron 10,5 puntos mientras que los ultraderechistas crecieron más de ocho puntos. El discurso de la CSU ha sido, hasta la llegada de AfD, el que se ubicaba más a la derecha del resto, al menos dentro de los partidos legitimados democraticamente. AfD llegó a Bayern para disputarle ese espacio a los conservadores bávaros de Seehofer.
En ese contexto, Seehofer, al igual que otros líderes de la CSU y del ala más dura de la CDU, cree que la clave para recuperar al electorado perdido es derechizar el discurso. Parecerse más a AfD y con ello seducir a aquellos que se fueron. Un plan que parece condenado al fracaso ya que con él solo logran fortalecer los frames de la ultraderecha y conseguir que el debate político se produzca en los términos que a esta última más le beneficia.