Una imagen o mil palabras. Hemos estado escribiendo mucho en estos días sobre la gran coalición, sus causas, sus consecuencias, escenarios posibles, ganadores y perdedores. Hoy decidimos ahorrar palabras y poner el esfuerzo en ilustrar el proceso político alemán haciendo hincapié en la dimensión electoral. Veamos entonces tres imágenes.

La primera gráfica corresponde a las tendencias de intención de voto desde la elección de 2013, hasta la última encuesta del instituto de opinión pública INSA. Es decir, aquí vemos las encuestas durante el período de gobierno de la actual gran coalición entre socialdemócratas y conservadores con Angela Merkel a la cabeza, En ella comparamos la intención de voto de conservadores (CDU/CSU), socialdemócratas (SPD) y ultraderechistas (AfD):

Se observa una cierta estabilidad hasta aquel verano de 2015 en el cual el tema refugiados se adueño de la agenda pública. En ese punto, se hace visible una correlación entre la caída del partido de Merkel y el ascenso de AfD. Tiempo después, ya en 2016, las elecciones regionales le dan más fuerza a los ultraderechistas y el impacto ya es negativo para ambos mayoritarios. En efecto, la CDU llega a su peor nivel histórico (29,5%) mientras que el SPD cae por debajo de la barrera del 20% por primera vez. Posteriormente, el «efecto Schulz» genera una revolución temporal igualando por primera vez en años a socialdemócratas y conservadores. En contraposición los ultraderechistas pierden visibilidad y con ella intención de voto. Finalmente, la elección de 2017 devuelve a los tres partidos a los números promedio post-crisis de refugiados. Actualmente el SPD está en su peor nivel histórico y la CDU luchando por sostenerse por encima del 30%. En ese contexto, ambos intentan sacar adelante una nueva gran coalición.

La segunda imagen da cuenta del caudal electoral en términos absolutos desde la primera elección de la República Federal de Alemania hasta la de 2017. La distribución de los partidos en la gráfica pretende representar una ubicación ideológica de los partidos en el eje izquierda-derecha. La misma puede ser discutida, pero en este caso nos centraremos en observar los cambios en el caudal electoral:

Izquierda-derecha-histórico-corregido
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En primer lugar, es preciso destacar que es la primera vez desde 1994 que el caudal electoral de la izquierda en conjunto es claramente inferior al de la derecha. Por otra parte, la cantidad de votantes del SPD en 2017 iguala a la de 1957, pese a que el electorado se compone de 26 millones más de votantes (35 frente a 61 millones).

El número de abstencionistas en 2017 cae respecto de la elección previa por primera vez desde 1998, año en el que el SPD lograba la mayor cantidad de votos de su historia. Esa reducción del abstencionismo se corresponde con un crecimiento de los sufragios para los ultraderechistas, quienes triplican su caudal electoral respecto de 2013.

La suma del caudal electoral de los partidos mayoritarios, es decir de las fuerzas que componen la gran coalición gobernante, es la segunda más baja desde la reunificación alemana y la cuarta más baja de la historia. Apenas 24.800.000 sufragios.

La última gráfica nos muestra detalles sobre el caudal electoral de conservadores, socialdemócratas, ultraderechistas y del abstencionismo desde 1949 a 2017:

caudal-electoral-histórico-2
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La abstención se duplica tras la caída del muro. La marca de trece millones de abstencionistas es igualada quince años más tarde, en 2005. En ese año Merkel lograba el triunfo por 1 punto de diferencia con el SPD. La agenda de reformas del canciller Gerhard Schröder le pasaba factura a su partido: cuatro millones de votos menos que cuando fue nombrado canciller por primera vez en 1998.

Aquella marca del abstencionismo fue superada cuatro años más tarde, en 2009, cuando 18 millones de ciudadanos decidieron no participar en los comicios. Ese año finalizaba la gran coalición, la segunda de la historia.

La marca de abstencionistas se sostiene en 2013 para luego caer en 2017 hasta alrededor de 15 millones de votantes. Paralelamente se observa un fuerte aumento del voto a AfD, un partido que desde 2013 tuvo a los ex-abstencionistas como la principal fuente de su caudal electoral en cada elección regional.

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