No es la primera vez que sentimos verguenza ajena por un afiche electoral que no se pensó, al menos, dos veces. Es que si las cosas se piensan dos veces no pueden salir tan mal. La pregunta que nos hacemos frente al siguiente cartel es: ¿La simpatía de qué público objetivo se pretendía despertar con este despropósito?

Ahondar en esto sería perder el tiempo. Por eso lo dejamos aquí y nos despedimos hasta la próxima semana.
Gracias a @wahl_beobachter por estar siempre atento a lo que él denomina «Wahlplakate from hell» («carteles electorales del infierno»).
Fuente de la imagen: fdp-karlsruhe.de.