Los resultados de las elecciones europeas dejaron la sensación en la opinión pública de que el fenómeno ultraderechista no cumplió las expectativas. El pesimismo era alto y la performance de las diferentes formaciones radicales en cada país fue sobreestimada en muchos análisis. Se esperaba una ultraderecha unida y capaz de bloquear al Parlamento Europeo. Nada de eso sucedió.
En efecto, las ultraderechas en conjunto consiguieron alrededor del 23% de los escaños. Cerca de 50 escaños más de los que poseían en 2014. Y luego de semanas de negociaciones no lograron unificarse en ningún grupo parlamentario. ¿Se pinchó la ultraderecha?
Es difícil no contestar afirmativamente si partimos de un anclaje tan alto, es decir de unas expectativas irreales. Nada indicaba que la ultraderecha lograría un tercio de la cámara y, a la vez, todos sabían que las distintas fuerzas no son homogéneas y, actualmente, son incapaces de trabajar en conjunto. Es posible que esta sobreestimación sea producto de una estrategia política para movilizar a electorados «dormidos». También es factible que la misma tenga que ver con un sesgo congnitivo muy común: availability heuristic. Un sesgo que nos lleva a sobreestimar la probabilidad de que suceda un evento dada la gran cantidad de información al respecto. Y desde ya que Salvini y su tropa se apropiaron de las portadas de cientos de medios de comunicación en todo el mundo.

Este martes 2 de julio a las 18 horas, Andreu Jerez y yo, estaremos debatiendo sobre estas conclusiones, en el Instituto Ibero-Americano de Berlin (Potsdamerstr. 37, 10785, Berlin) gracias a la invitación de Freunde des IAI. Ambos sostenemos que el verdadero riesgo ultraderechista no reside en sus resultados electorales en concreto sino en la penetración en el discurso público que progresivamente ha conseguido. Partidos democráticos apelando a las ideas más radicales, expresiones extremistas con una sensación de legitimación que hace una década no poseían, una definición sobre la identidad nacional más relacionada con la discriminación y el odio que sobre la pluralidad y la toleracia.
La Epidemia Ultra ha llegado a Europa. Podemos simular que no existe, podemos hacer como que no la vemos, podemos quedarnos en la zona de confort. Pero también podemos hacernos cargo del problema, pensar causas y consecuencias de este fenómeno y trabajar en la construcción de alternativas que defiendan nuestros valores.