La capital. Una de las tres Ciudad-Estado (Stadtstaat). La urbe más grande del país. Evidentemente nos referimos a Berlin. Berlin se ubica en el corazón de la ex RDA. Es conocida la historia del muro, del exclave berlinés en el sector occidental y de la posterior reunificación.

La historia reciente de Alemania se refleja en Berlin. Tras la caída del muro, al igual que a nivel nacional, el escenario político cambió. Apareció un partido, heredero del antiguo SED, llamado PDS. En apenas 12 años ya había logrado formar parte de una coalición y con ello había conseguido romper el primer tabú post-reunificación. El PDS se transformó en die Linke luego de la fusión con el WASG de Oskar Lafontaine, un socialdemócrata renegado que dejó a su partido en los tiempos del canciller Gerhard Schröder.

Berlin es uno de los tantos Estados Federales que sufre una profunda fragmentación partidaria en su parlamento. Es por ello que su gobierno solo ha sido posible mediante la conformación de un tripartito. En este caso, uno de izquierdas: el famoso rot-rot-grün (rojo, rojo, verde).

En la siguiente gráfica se puede apreciar claramente los niveles de fragmentación del parlamento (Abgeordnetenhaus). Se podría afirmar que cada partido ha recibido cantidades casi iguales de escaños, casi un quinto para cada uno.

Las razón de este reparto tan «equitativo» han sido los resultados de las últimas regionales de septiembre de 2016. A la caída de los mayoritarios (SPD y CDU) se le sumó la baja de los verdes (-2,4) y un aumento de la izquierda de casi cuatro puntos. El ingreso de los ultraderechistas de AfD con el 14,2% de los votos terminó con cualquier sueño de una coalición de dos partidos.

También fue importante en dichos comicios la extinción del partido Pirata. Una fuerza que para muchos llegaba a revolucionar la política y duró apenas un suspiro. Esa caída de los piratas pareció haber sido aprovechada por los extremos: tanto la izquierda (die Linke) como AfD. Previamente hemos mencionado que Berlin muchas veces refleja lo que sucede a nivel federal. En este sentido, llama la atención que tras haber conseguido los peores resultados de la historia de sus respectivos partidos, ningún dirigente decidió dar un paso al costado. Un año después, en las federales, sucedería exactamente lo mismo. Y aquí no ha pasado nada.

Efectivamente en esas federales los únicos partidos que pierden votos son los mayoritarios. El resto, en mayor o menor medida, aumentan su caudal electoral.

Además de esa caída del SPD y la CDU, que ya parece ser la normalidad en Alemania, es interesante destacar dos datos. El primero de ellos es la existencia virtual del muro de Berlin. Los democristianos de la CDU al oeste y la izquierda de Die Linke al este reproducen una frontera que después de casi 30 años sigue pareciendo imborrable. El segundo dato tiene que ver con la CDU. Los tres peores resultados de todo el país para el partido de Merkel se encuentran en Berlin. Más precisamente al este de la ciudad. ¿Casualidad?

Berlin posee 28 escaños en el Bundestag, el Parlamento Federal de Alemania. Un número que los deja por encima de la mitad de los Estados Federales de Alemania en cuanto a representación.

En la cámara alta, el Bundesrat, posee cuatro voces que están distribuídas, como es habitual, entre los tres miembros de la coalición: el SPD, los verdes y die Linke.

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