Europa no es el único motivo por el cual el domingo los berlineses deben votar. Los habitantes de la capital alemana decidirán en consultar popular vinculante si parte del territorio del viejo aeropuerto de Tempelhof puede ser utilizado para la construcción de viviendas. Al respecto existen dos posturas: 1- La del gobierno de la ciudad (también denominado el Senado), que desarrolló un plan integral para ocupar casi un tercio del terreno con residencias, comercios y distintos servicios públicos; 2- La de una iniciativa ciudadana que rechaza cualquier tipo de construcción y quiere mantener el lugar sin cambios.
Desde el punto de vista político los partidos se agruparon disciplinadamente en clave «gobierno vs. oposición». El partido Socialdemócrata (SPD) y la Unión Demócrata-Cristiana (CDU) promueven la construcción, mientras que el resto (Verdes, Linke y Piraten) se opone. Más allá de las razones políticas y estratégicas de estos posicionamientos, en incluso los posibles errores tácticos que conllevan, pondremos el foco sólo en la comunicación gráfica de cada partido:
Esta campaña presenta una dificultad extra para los partidos: la diferenciación de las propuestas, ya que en el mismo papel se debe elegira el «si» y el «no» para ambas leyes. El Partido de la Izquierda (Die Linke) recurre al issue de la privatización para sostener su postura contra los planes del Senado. De esta forma apuesta al juego de los pares opuestos: privatización vs. «Tempelhof para todos».
El afiche de los Verdes es por lejos el que mejor comunica su mensaje. Plantea la diferencia entre las dos propuestas de forma muy clara: La ley del gobierno y la otra. El claro planteo da lugar a una argumento muy astuto: “Le vas a confiar qué hacer con un (antiguo) aeropuerto a él?” Él, el de la foto, no es otro que Klaus Wowereit, el alcalde de Berlin, quien desde hace años no puede construir el nuevo aeropuerto de la ciudad. En este sentido los verdes logran un doble objetivo: Apoyan la propuesta de la iniciativa ciudadana y paralelamente critican al alcalde y al partido Socialdemócrata que gobiernan Berlin desde 2001. Un ejemplo de mensaje contextual muy bien aplicado.
Entre los que apoyan la construcción se encuentra la CDU. Su intento de resumir su argumento en tres conceptos no está nada mal. Sin embargo, la estética de la gráfica se mezcla con la campaña para las europeas, lo que genera una confusión perjudicial para el mensaje conservador. En efecto, «Viviendas, Economía, Bienestar» podría encajar perfectamente con temas europeos para Berlin. «Tempelhof» queda, literalmente, oculto entre las nubes.
El cartel del SPD es un «afiche encriptado». Una encriptación es un código creado para ocultar un mensaje y que éste solo sea decodificado por el receptor deseado. En este sentido, cuesta creer que el receptor deseado, es decir, el ciudadano berlinés, cuente con los recursos necesarios para comprender este cartel, su mensaje y por consiguiente su objetivo. ¿Cuáles son las posturas? ¿Qué significa el «100% Berlin»? ¿Significa que se va a construir todo? ¿O tal vez nada? Pero, ¿No eran ustedes lo que querían construir? ¿Qué van a construir? ¿Departamentos? ¿Para quién y por qué? Este cartel no responde a ninguna de estas preguntas, las típicas de un ciudadano con miedo por el uso que le van a dar no solo a su parque sino a sus impuestos.
Por otra parte, la implementación de la palabra «Stillstand» (Estancamiento) no parece ser la más acertada. En efecto, el SPD gobierna desde hace una década y demoró casi cinco años para presentar un proyecto para la utilización de la superficie del viejo aeropuerto. En consecuencia, si hablamos de estancamiento el primer señalado por el electorado como culpable será el propio SPD.