El partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) estuvo a 0,3 puntos de ingresar al parlamento alemán en las últimas elecciones federales de 2013. Tras este resultado la mayoría de los medios opinaba que tarde o temprano la nueva fuerza se disolvería. Esto no solo que no ocurrió sino que AfD logró ingresar a tres parlamentos regionales y al europeo en las cuatro elecciones siguientes. Este avance de AfD en la política nacional es todavía visto con escépticismo y muchos sostienen que este partido es un fenómeno temporal que durará tanto como el decadente partido pirata alemán en la escena política alemana. A continuación cinco argumentos que justifican este pronóstico:
1- AfD es un partido mono-tema: Así como los verdes, AfD nace a raíz de un tema de actualidad. Para los verdes fue la ecología en los 80, y para los euroescépticos es la desconfianza hacia el desarrollo de la Unión Europea y muy en especial hacia la moneda común (Véase «El partido de la crisis europea«). En este sentido, una eventual mejora en la situación económica en Europa eliminaría o restaría importancia a la discusión “Euro SI vs Euro NO” y por consiguiente convertiría a AfD en un partido innecesario.
2- Electorado demasiado heterogéneo: El punto anterior nos lleva a describir otro problema de los euroescépticos. La crítica al euro no representa solo la diferenciación política de AfD frente a los partidos establecidos sino que es su elemento de cohesión más importante. Es decir, para una fuerza tan heterogénea con miembros provenientes de los grupos sociales, ideológicos y culturales más diversos el objetivo en común no solo es constitutivo sino determinante para su continuidad. Si este desapareciera, no solo sería un partido innecesario para los problemas de la sociedad (véase punto 1) sino disolvería el punto de unión entre sus miembros.
3- Votante indignado = Votante volátil: El votante de AfD es por sobre todo el típico votante indignado y descepcionado con los partidos políticos tradicionales. Hoy eligió AfD, ayer el partido Pirata. Este votante no se inclina por una opción para apoyar una proyecto político sino que su deseo es manifestar su rechazo hacia lo establecido. En este sentido, se puede considerar que una gran porción del caudal electoral de AfD es volátil y por lo tanto incapaz de justificar la presencia de los euroescépticos a largo plazo.
4- Bajo número de votos absolutos: Teniendo en cuenta la baja participación electoral en las elecciones en las cuales AfD pudo superar el 5% e ingresar a los parlamentos regionales, se puede concluir que el voto de AfD es en términos absolutos bastante bajo: 99.545 en Thüringen, 120.077 en Brandenburg y 105.024 en Sachsen. Es esperable que con una participación electoral mayor (en las elecciones federales de 2013 fue del 70%) crezcan los números de los partidos mayoritarios, cuyos votantes prefirieron no participar del proceso electoral.
5- Fenómeno aislado: Alemania del este es todavía considerada relativamente jóven en términos de prácticas democráticas. Esto se traduce en una mayor tendencia a la “experimentar con el voto”. El politólogo Karl-Rudolf Korte, experto en partidos políticos, lo mencionaba en su análisis poselectoral en Sachsen: “los alemanes del este se permiten expermentar con su voto y es por ello que los extremos y las nuevas ofertas reciben mucha más confianza que en las regiones del oeste.”
Para resumir, la explosión electoral de los euroescépticos no se corresponde con una respuesta para la sociedad en el largo plazo sino que aprovecha dos tema cliente como la crisis económica y el desencantamiento con los partidos políticos. Esto se ve reforzado por la baja participación electoral que otorga mayor valor relativo a su caudal electoral. En el próximo post sobre los euroescépticos veremos la contracara de estas argumentaciones: “Alternative für Deutschland llegó para quedarse y significa un cambio profundo en el sistema de partidos políticos alemán.”