Asi como hemos enumerado los argumentos de aquellos que sostienen que la nueva fuerza Alternative für Deutschland (AfD) es un fenómeno temporal, hoy es el turno de aquellos que sostienen que los euroescépticos han llegado para quedarse y ocupan el espacio político de la nueva derecha alemana:
1- El partido del “Sentido Común”. El líder de AfD Bernd Lucke y sus candidatos en todo Alemania repiten un libreto muy bien aprendido, cuyo objetivo es promover el siguiente frame: AfD no es de derecha ni de izquierda. AfD no encaja en la política tradicional. AfD es simplemente el partido del sentido común. Esta es la estrategia utilizada para romper el frame que intentaron instalar desde 2013 los otros partidos políticos. Los euroescépticos han sido acusados, no sin fundamento, de partido de extrema derecha, con todo lo que ello conlleva en un país como Alemania. Frente a ello mostrarse como un partido “sin sesgos ideológicos” le permite a AfD desentenderse de esas críticas y llevar la discusión nuevamente al plano de los temas de actualidad.
2- Políticamente incorrecto: Varias editoriales y columnas de opinión se refirieron a AfD luego de los resultados en las elecciones en Alemania del este. Como era de esperarse, la mayoría se dedicaron a criticar fuertemente las posiciones de los euroescépticos. Sin embargo, coincidieron en destacar un elemento de su campaña mediante el cual se diferencian claramente del resto de los partidos políticos: AfD es el único partido que nombra a los problemas por su nombre. Sus candidatos no tienen ningún inconveniente en hablar sobre la cuestión de la delincuencia en la frontera con Polonia y República Checa, respecto al crecimiento del tráfico de drogas y los robos. Este discurso, que obviamente enciende debates sobre discriminación y llega incluso a fomentar la xenofobia, no deja de estar anclado en sentimientos y percepciones de muchos votantes. “Fronteras seguras en lugar de criminalidad sin fronteras” o “No somos la seguridad social del mundo” son frases estigmatizantes y posiblemente sin sustento empírico, pero existe una porción de la población que tiene miedo y que se identifica con esas consignas. AfD se aprovecha de ello otorgando chivos expiatorios fáciles de comprar.

3- Ocupación de un espacio político: Tras las elecciones en Alemania del este AfD ha logrado ocupar un espacio que la Unión Demócrata-Cristiana (CDU) creyó tener controlado y hegemonizado: la derecha. Pese a que el elemento principal del discurso de AfD es el euroescepticismo, durante la campaña electoral en las regiones del este supieron formular mensajes sobre otros temas. En su mayoría tienen que ver con la agenda conservadora que tal vez la CDU de Merkel en los últimos tiempos no ha cubierto del todo. Criminalidad, familia, inmigración son los temas que, con el patriotismo como marco interpretativo, utilizó AfD, y que a raíz de sus sucesivos movimientos hacia el centro, la CDU “descuidó”. Prueba de ello es el accionar de su partido hermano en Baviera, la CSU. Los bávaros de Seehofer percibieron el problema y en la campaña electoral para las locales endurecieron su discurso para competir con AfD por el electorado ultraconservador: «Instrumentalización estratégica del miedo: Política migratoria.»
4- Conformación de clientela electoral: La consecuencia del punto anterior es no solo haber logrado un lugar simbólico en la opinión pública a la derecha de la CDU sino que además AfD ha dado un paso fundamental para conformar una clientela electoral concreta. Para avanzar sobre este punto es preciso discriminar al votante de AfD en dos tipos. Por un lado, el público decepcionado por los partidos tradicionales que se siente perjudicado en los últimos tiempos. Este es un público volatil que ayer votaba por el partido pirata, die Linke o el partido nacionalista de extrema derecha (NPD). Por otro lado, el electorado de AfD se alimenta del sector más conservador del espectro político interesado por consignas como “tres niños por familia”, “lucha contra la delincuencia” y «control de fronteras». Este grupo está preocupado por la pérdida de su status quo y en general su análisis de los problemas está sesgado por prejuicios típicos y estigmatizantes hacia grupos sociales concretos. Este votante ha conseguido, a raíz de la irrupción de AfD, una opción política alternativa no solo a la CDU, muy aggiornada para muchos, sino también a otros partidos actuales de extrema derecha, cuya inoperancia ha quedado demostrada tras su paso en los parlamentos regionales de Alemania del este. La desaparición fáctica del partido liberal (FDP) de la escena política alemana también mejora las chances de AfD. No porque coincidan ideológicamente, nada más lejos de ello, sino por su posición estratégica en tanto compañero de coalición para una CDU, que había quedado aislada y solo podía dialogar con los socialdemócratas y los verdes para formar gobierno. En resumen, AfD puede ser una opción de «voto inteligente» para aquellos que prefieren una constelación conservadora gobernando.
5- Estructura partidaria profesionalizada: AfD no es un movimiento improvisado de estructuras flexibles y volátiles como el partido pirata. Por el contrario, los euroescépticos son un partido con un sistema jerárquico robusto, una estructura partidaria profesionalizada y una fuente de recursos (humanos y monetarios) importante para un partido pequeño. También se diferencian de los piratas por tener posiciones tomadas en casi todos los temas de la agenda con un estudiado control de sus frames comunicacionales. Esto podría sostener el trabajo de sus grupos parlamentarios en los distintos Landtage regionales que articulen una coherencia discursiva a nivel federal. Así evitarán la atomización e isolación que sufrieron los politicos del partido pirata producto de su interesante pero inaplicable política de toma de decisiones horizontales y vinculantes con el resto de los miembros del movimiento, también conocido como el “LiquidFeedback”.
En resumen, AfD ha logrado instalarse en la opinión pública con un discurso coherente que permite argumentar y justificar posicionamientos a lo ancho de la agenda política alemana. Esto les permitió ocupar el lugar simbólico de “la nueva derecha”. La estrepitosa caída del FDP junto al corrimiento de la CDU hacia el centro le dieron esa chance a los euroescépticos que, al menos en campaña electoral, supieron utilizar. Resta saber si AfD será capaz de superar “la prueba del oeste”. Allí el electorado es menos propenso a propuestas políticas nuevas que hagan peligrar la estabilidad política. Si logran resultados aceptables en Hamburg, Bremen y en especial en Nordrhein-Westfalen se puede afirmar que en 2017 el partido euroescéptico logrará un lugar en el Bundestag de Alemania.