Ultraconservadurismo sin filtros

Hace pocos días el instituto de opinión pública INSA/YouGov sorprendía a los alemanes con la publicación de una encuesta de intención de voto a nivel federal. Los datos indicaban que el partido ultraconservador, «Alternativa para Alemania» (AfD), ostentaba el 10,5% y con ello se acomodaba como la tercera fuerza política alemana detrás de los conservadores y los socialdemócratas.

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¿Qué factores han llevado a un partido ultraconservador a este lugar? ¿Cuál fue la estrategia de AfD para lograr este crecimiento meteórico en solo dos años y medio de existencia? ¿Qué función juega el contexto y cómo se ha instrumentalizado? Estas son las preguntas claves que nos proponemos discutir en este artículo para poder entender mejor el fenómeno de «Alternativa para Alemania».

El dato sorprende: Uno de cada diez alemanes votaría a los ultraconservadores de AfD si las elecciones fueran el próximo fin de semana. Y sorprende en especial porque hace pocos años AfD hubiese sido calificado de partido marginal con ideas demasiado controvertidas como para recibir apoyos masivos. Desde su creación en febrero de 2013 esta fuerza política no ha hecho más que sorprender a todos.

Tanto el resto de los partidos políticos como los medios de comunicación y hasta la propia población alemana vio cómo en menos de tres años un partido político nuevo y sin experiencia ingresaba a cinco parlamentos regionales y al Parlamento Europeo.

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La principales razones de este crecimiento meteórico de AfD se pueden sintetizar en tres elementos fundamentales: 1- La estrategia política, 2- el discurso político y 3- la explotación del contexto.

La estrategia: selección y ocupación del nicho electoral

Una de los mayores aciertos de este partido ha sido localizar y ocupar un espacio político que si bien durante décadas tuvo un dueño incuestionable, en los últimos tiempos había sido descuidado. Se trata del sector ubicado a la derecha en el espectro ideológico, que históricamente ha sido propiedad exclusiva de la Unión Demócrata-Cristiana (CDU). Para comprender este punto hay que hacer mención a la estrategia política de la canciller Angela Merkel (CDU).

La líder de la CDU forjó durante años su éxito en pos de un crecimiento sistemático hacia el centro. Esto significaba la incorporación progresiva de temas de la agenda socialdemócrata a la agenda de su gobierno. Así la canciller acumulaba los beneficios políticos de implementar políticas de amplia aceptación y al mismo tiempo procuraba captar parte del electorado de centro que en otro momento podría haber elegido a los socialdemócratas. Esta estrategia de Merkel funcionó a la perfección porque en el flanco que dejaba descubierto, es decir aquellos conservadores de derecha contrarios a políticas progresistas, no se vislumbraba amenaza alguna. En otras palabras, aquellos votantes de derecha no tenían alternativa.

Cuando justamente llegó la «Alternativa para Alemania» el escenario cambió. Por primera vez en muchos años la CDU tenía un competidor para su electorado más cautivo. Y uno de los primeros problemas que tuvo el partido de la canciller fue reconocerlo. Así, en lugar de planear e implementar una estrategia para dar batalla, eligió ignorar la existencia de AfD. Con el correr de los meses, de las elecciones, de la cada vez mayor presencia en los medios de comunicación, AfD fue capaz de formar un electorado relativamente importante que se mantuvo entre el 4 y el 8% de intención de voto hasta agosto pasado. Si bien los estudios indican que se trata de un electorado transversal, está claro que la base está compuesta por un conservadurismo muy duro que en su mayoría son votantes descontentos con la CDU.

Y aquí es donde aparece el segundo gran acierto de la estrategia de AfD: abandonar la concepción de partido monotemático, es decir dejar de lado las ideas euroescépticas, y construir una agenda mucho más centrada en la política interior con una fuerte presencia de temas de corte conservador. Así, la familia, la seguridad y el control migratorio se convirtieron en los pilares que le dieron a AfD en 2014 sus primeros exitos electorales. Todos en el este de Alemania. Un año más tarde también lo lograrían en el oeste, lo que otorgaba al partido una dimesión nacional que para muchos todavía no poseía.

Esta metamorfosis de partido eurófobo a partido ultraconservador vino acompañada de un endurecimiento de su discurso político, el cual es el segundo factor que explica el crecimiento de AfD y es el que veremos en el post de la próxima semana.

1- Estrategia política: Ultraconservadurismo sin filtros.
2- Discurso político: La táctica de la incorreción política
3- Explotación del contexto: El trípode Pegida-Refugiados-París.

Este texto es un extracto de artículo publicado originalmente en el Centro Alemán de Información para Latinoamérica y España.

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